martes, 14 de septiembre de 2021


He ido al oftalmólogo y ha dicho que mis lágrimas se evaporan demasiado rápido. Me mandó unas gotas que uso cada cuatro horas. Me parece que veo más claro ahora. Lo que antes parecía bruma se ha revelado brillo. El brillo de las heridas, no las mías personales sino las de todos nosotros. Observo cómo el juego entre ese brillo y su sombra le da un aspecto a nuestra vida. 

y muero de compasión y melancolía.

Porque somos niños siempre, presentando nuestras heridas al otro o al mundo

como diciendo, mira aquí necesito amarme, aquí necesito validarme, aquí necesito aceptarme. 

Temo llegar al punto de ser ciega y confundirlo todo con luz. 

Hoy he escuchado la voz de alguien cegado por el brillo de su propia herida. Pude sentir en su voz que le atraviesa la vida, su herida está totalmente abierta brillando junto con otra herida. 

Siento envidia de esa brújula, anhelo ese velo en mi consciencia. Mi herida brilla cínica. Mi herida brilla derrotada. Quiero cambiar la certeza de no poder abrir mi corazón por esa de no ser más que un corazón cierto de que ha encontrado su cura. 

Y brillo.   


martes, 26 de febrero de 2019

Cuatro cero uno


Me siento ansiosa
de rodillas en los bordes del patrón
evitando caer
Pero lo siento
trepa por mi esternón hasta la garganta
Lo siento
quiero salir corriendo
lo siento
Voy a decir que no puedo seguir
delante hay lo incierto
y esto es un peligro
una ilusión del peligro
quiero quedarme quieta
porque siempre me sigo moviendo
quieta y con los ojos entrecerrados
quieta observando
inmóvil
a las serpientes y los demonios
intercambiando manzanas por cuernos.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Mejor hablemos del clima


Hay que dejarle ser nube y cambiar de forma para que sea ballena, compás,
barco, pájaro; o gato que es lo que más le gusta.
Los árboles pondrán sus piernas para que frote su flanco y su cabeza.
Que desaparezca en el horizonte prestidigitador de colores que abren de verdad los ojos.
Que de noche, invisible, se sienta pesada su humedad de poste.
Que por cualquier cosa lo busque y no esté, pero luego, cuando el sol me esté abrasando, proyecte una sombra de alivio sobre mis hombros.
Hay que dejarle ser nube y regresar a sí mismo.
Que el gris se acumule en lo blanco, primero en relieves, luego en el centro, que filtre al Sol de formas que parezcan de otro mundo, como él cuando es estrella partiéndose en arcoiris al centro de lo negro.
Que entonces el aire roce y cierre el circuito entre el cielo y la tierra, que truene y estallen chispas acompañadas del ronroneo de los tres segundos previos a la muerte.
Hay que dejarle ser nube.
Yo estiraré la mano para recibir la lluvia y pondré mi cara que será sonrisa sabiendo que no hay nada más vivo que ver a un hombre saltando al vacío.

martes, 4 de septiembre de 2018

Un sueño

Primero una lluvia dorada de agujas de tejer.
Éramos nosotros pero nos comportábamos como animales.
Estábamos en cuclillas.
Nos movimos como agua,
 … tu mirada desnuda desde el noroeste.
Te deslizaste entre la vela y yo.
Escapaste por el sur hacia el este.
Todo volaba.

miércoles, 29 de agosto de 2018

23:17


Miré a Francisco Hernández transformar el aire a pesar de sus pulmones cansados.
Tenía los ojos prendidos de fuego y una casa llena de cristales verdes.
José, Emiliano y yo respiramos sus palabras y por cuarenta minutos comprendimos,
lo que es vivir de escribir poemas.



jueves, 16 de agosto de 2018

Cero cuarenta y siete casi seis.

Me cambié de casa.
Dejé atrás la boca abierta de
aceptar que lo que yo pensaba no es,
que esa zanahoria no me dejaba ver
que la zanahoria se ha convertido en nada
 y hoy todo es horizonte.
Ahora soy ciega, vivo el segundo siguiente
el vacío cambia de forma y ya somos amigos.
He dejado de tocar la misma herida que parecía placer que parecía amor
que yo al final, lo que deseaba era una familia.
Un cómplice, un amigo, alguien con quien crecer, ver crecer, viajar
y me parecía tan sencillo, tan es mucho pedir, que me tomé la libertad de creerme cualquier cosa.
Todo este tiempo, la verdad ha estado ahí sonriendo frente a mis ojos.
Pero estoy ciega.
Me ha cegado la muerte y ahora nunca
vas a ser otro, padre.
Tendré que aceptar que quien eras,
no tiene nada que ver conmigo.


21:51



Hay un placer oscuro en decir su nombre en voz alta.
Abrir la boca y dejar que escape como un suspiro, una voluta de humo o una burbuja.
Vibro la resonancia para saborear el vacío que separa mi cuerpo de las paredes.
Recorro mi paladar con la lengua y el sonido abierto de la única vocal sumerge mi atención en el mar  ombligo de los labios memoria.
Practico la realidad desde el recuerdo de abrir los ojos y dejar entrar la luz del lado izquierdo de las persianas y el olor a almohada me golpea el pubis.
Inhalo y escucho su sonrisa sorpresa: me respiras.
Exhalo y en el aire piruetas de una risa incontrolable.
Estoy drogada, pero no, pero sí.
Regreso cada tanto a llenarme las manos de me pones a mil y dame tu lengua.
Me alejo semanas y del retorno lo increíble es el paisaje que soy desde una mirada tan negra que puedo sentir mi corazón latiendo en medio del brillo de un fuego que crece desde adentro.